sábado, 17 de marzo de 2012

Comer poco mantiene joven el cerebro


Una molécula, llamada CREB1, que regula importantes funciones cerebrales como la memoria, el aprendizaje y el control de la ansiedad, se activa cuando hay una limitación calórica en el organismo y provoca beneficios en el cerebro al 'encender' a su vez a otro grupo de moléculas relacionadas con la longevidad, las llamadas sirtuinas.


Distintas investigaciones científicas ya habían coincidido en que, para mantenerse joven y conservar al cerebro en plena forma, no hay fórmula más eficaz que comer menos (una dieta de pocas calorías). Sin embargo, el mecanismo molecular que hay detrás de los efectos positivos de un régimen hipocalórico seguía siendo un misterio.

Investigadores de la universidad catolica del sagrado Corazón en Roma, Italia, dirigidos por Giovambattista Pani, notaron que la acción de CREB1 puede incrementarse de manera drástica con la mera reducción de la ingesta calórica, y que la molécula es esencial para que la alimentación 'funcione' en el cerebro.

En un experimento con ratones, los investigadores observaron que aquellos que carecen de esta molécula no obtienen los beneficios de comer menos y muestran las mismas discapacidades que ratones viejos o sobrealimentados. También, los que son sometidos a restricción calórica (sólo comen hasta 70% de los alimentos que normalmente consumen), por lo general no se convierten en obesos ni desarrollan diabetes, además manifiestan mayor rendimiento cognitivo y son menos agresivos. Tampoco desarrollan (y si lo hacen, sucede mucho más tarde) Alzheimer.

La investigación, que publicada en proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU., podría dar lugar a nuevos fármacos que permitan activar esta molécula 'mágica' sin necesidad de pasar hambre.

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